El mundo se sigue moviendo, pero no en la dirección que, a veces, nos gustaría. En nuestro país se sigue vacunando, a un ritmo de récord, nos dicen.

También en el resto del planeta “civilizado”. En otros países, no saben lo que son “esas vacunas”. Si no hay dinero para pagar, su salud no importa demasiado. Mientras en lugares sobran las vacunas, en otros, ni las han olido.

Y eso que nos avisan que esto, es una pandemia mundial y, o nos curamos todos, o “el bicho” seguirá entre nosotros, en cualquier país, en cualquier parte del planeta. Así se mueve el mundo.

Para colmo, tenemos la amenaza de la caída de ese cohete chino. Dicen: ¡Que nos puede caer encima!. Lo que nos faltaba, más miedo para el cuerpo. Mirando a otro lado, en muchas partes del mundo, en nuestro país también, siguen las peleas de los políticos, que a veces, se interesan más por sus cuitas que, por las del bien común.

Este mundo, parece que es así. El interés de unos pocos sobre el de los demás. Si rascas un poco su superficie, a veces descubres cosas que asustan.

Esta semana nos vamos a lanzar a ello. Y lo que se revela es: cuando menos, poco esperanzador. Existen multitud de cosas ocultas rodeándonos. En nuestros teléfonos, ordenadores, tarjetas...

Lanzan migajas para que nos conformemos y, que no nos apriete demasiado el cordel que nos sujeta. Por lo menos, que nos dejen vivir, viajar, abrazarnos... Que ya llegarán otros tiempos mejores. Así va el mundo.

Parece que es mejor cerrar los ojos y, abrirlos solo a aquello que es real y que hemos olvidado. Ésta explosiva primavera que nos ha llegado, llenando todo de luz. Esa que nos alumbra sobre las pandemias, “los bichos” y, los políticos. A disfrutar de ella.

Que no quiero decir más, no sea que no vaya a ser “políticamente correcto”. Pero hoy abriremos los ojos y oídos, hacia el mundo que nos rodea y que no nos enseñan. Feliz primavera. A cuidarse.