Pasaron las fiestas, comenzamos el año nuevo, llego el 21, del 1 del 2021 y seguimos con borrascas, nieves, lluvias, vientos; la naturaleza mostrándose con toda su potencia, como si quisiera limpiar nuestro mundo con la fuerza de sus elementos. Y con ellos, borrar las huellas de la pandemia y de la insensatez de algunos.

Siguen las peleas de políticos, tenemos nuevo presidente en el imperio y … seguimos atrapados por un bichito invisible, que se empeña en enseñarnos lo frágiles que somos a pesar de todos nuestros orgullos.

Seguimos viviendo tiempos revueltos, entre miedos, avisos, mientras continuamos surfeando la ola. Extraños tiempos, dicen que históricos, estos que nos han tocado vivir. Muy extraños. Y entre tanto ruido de fondo, parece que seguimos sin aprender la lección que nos trae esta época.

Nos queda esperar con paciencia, deseando que con salud, a que llegue la nueva primavera, la promesa de renovación de la vida y, la solución a este lio en el que nos hemos metido. Esperar ese tiempo de volver a tener sueños, planes, ilusiones. Ojala llegue pronto y nos vuelva a llenar de luz, de “revida”, de promesas, de abrazos, de reencuentros, de alegrías.

Y que las negras nubes en las que estamos sumidos desaparezcan para que brille la luz, el sol. Quizá, haya que darse cuenta de que la luz, también somos nosotros y, hay que dejar que salga de nuestro interior, para que brille de nuevo.

En ese trabajo estamos y buscando respuestas.