Por aquí volvemos de nuevo. A éste territorio de palabras y espacios en blanco, mientras observamos el panorama actual. Panorama esperanzador, a juzgar por las noticias, esas que hablan de las nuevas vacunas, las que se prometen como salvación de la pandemia.

A algo tendremos que agarrarnos, entre tantas noticias funestas. Hagámoslo así y no nos dejemos caer en la angustia y la desesperanza. Veo mucha gente a mi alrededor que está perdiendo los nervios, las ganas y, no puede ser.

Algún día, ojala no muy lejano, recordaremos todo esto que vamos viviendo como un mal sueño. Algo que nos hizo darnos cuenta de lo frágiles que somos y, que nos enseño a vivir de otra manera. Y lo podremos contar, a nuestros nietos. Como nuestros abuelos contaban: ”Si hubierais pasado tanta hambre como nosotros en la guerra”.

Lo podremos contar. Y más pronto que tarde, podremos volver a abrazar, besar, pasear y, a vivir de una manera más normal. Ojala, quizás, con más respeto por las personas, por la naturaleza y sin creernos los reyes del… Mambo. Ya que no lo somos. Un bichito invisible, puede con nosotros. !Toda una lección de humildad para todos! A posicionarnos, en nuestro lugar, en el único que nos pertenece.

El de un eslabón más de la cadena de la vida, sin más. Bueno con más, con conciencia. Con-ciencia. Para caminar, crear, respetar y compartir. Ahí lo dejo.

A cuidarse. A disfrutar de los colores del otoño y, de esas alfombras de hojas preciosas que, adornan los suelos de nuestras tierras. A cuidarse mucho. Ya llega la Navidad y renace el maestro y el sol.