Cambia la hora, los días se hacen más cortos y el ambiente se vuelve más frio, más gris. Llega el invierno. Ese tiempo de recogimiento, de encerrarse en el hogar, en uno mismo, velando las armas, resguardando el alma de los rigores que se acercan.

Y sumado a todo ello, la pandemia que sigue a nuestro lado, amenazando. Amplificada por los medios de comunicación. Y por políticos… Bueno, algo me dice que me muerda la lengua y no siga por ese camino.

No sé qué querrá enseñarnos este nuevo tiempo critico que estamos viviendo, entre amenazas de tiempos duros, cifras de contagiados y, de seres que se nos van. Ya hemos comenzado a escuchar casos del virus entre nuestra gente.

Y, el miedo, que es libre, ha comenzado a inundarnos. Tengo amigos, que están en otros lugares del mundo y me preguntan: ¿Qué está pasando en España? ¿Y en Europa? ¿Qué está ocurriendo?, que se oculta tras esa pandemia, ese virus que nos ataca. No acabo de encontrar respuestas, o quizás, no quiero encontrar respuestas, no sea que no me agraden. Mientras los políticos, que cobran sus sueldos, incluso se los querían subir, andan enredados en sus peleas… Y no sigo por ahí...

Llega el invierno, habrá que aprender de la naturaleza, a desprendernos de lo que ya no nos sirve, a esperar con recogimiento el nuevo tiempo y, a practicar la paciencia. Cuidándonos, sin miedo, pero con precauciones. Ojala pase pronto todo esto. Ojala volvamos a no mirar a los demás como algo que nos puede contagiar, ojala podamos ver, abrazar y, volver a besar a los nuestros, sin miedos.

Rezo por ello. Y por qué no quede mucha gente en el camino de este tiempo duro, extraño, triste que nos ha tocado vivir. Rezo por ello. Mucha salud para todos y no dejemos contagiarnos por la desidia, el miedo, la desesperanza. Resistiremos y aprenderemos las lecciones. ¡Animo a todos! No dejemos que nos venzan.