11/04/2020
A fuego lento. Resurrección
Seguimos confinados, en casa, un mes ya, y, lo que nos queda. La vida nos ha parado para... -que cada uno aprenda su lección sobre las prisas y su modo de vida, supongo- Y nos está confitando, cocinando a fuego lento, sin prisas, para que cuando esto termine, estemos todo tiernitos, para el nuevo tiempo que nos espera.
Muchas preguntas surgen, sobre todo en las redes, acerca de lo que sucede con esa corona que, se nos ha puesto en nuestras vidas. Y, junto a ellas, extraños fenómenos que acontecen en los cielos, a nuestro alrededor. Extrañas luces, que dicen ser globos, nuevo satélites y, extraños ruidos en las calles de nuestras ciudades y campos. ¿Ruidos de la tierra?.
No lo había contado a nadie, el otro día me desperté de repente a las dos de la mañana. Había un ruido atronador afuera. Pensé que sería algún camión, el de la basura quizás. Salí a ver y nada, no había camiones, ni nada en la calle, pero el ruido continuaba. Estuvo un buen rato hasta que paró. Me recordó al sonido que precedió al terremoto que viví hace dos años en Indonesia. ¿Qué está ocurriendo en nuestro mundo?.
Además de cocinarnos a fuego lento, están tratando de que estemos mas alertas, más atentos? La atención nos lleva al camino de la consciencia. Dicen. Quizás de ir tan rápido en nuestra vida, perdimos la atención sobre ella, empujados por la marea de las prisas sin sentido. Quizás sea eso, que, además, debemos de estar atentos. Atentos.
Es momento de dar las gracias. A tantas y tantos. Al personal sanitario, cuerpos de seguridad, ejercito, empleados de supermercados, protección civil, voluntarios, farmacéuticos, transportistas y, sobre todo a esas profesiones olvidadas en nuestro mundo. A las gentes del campo, esos que cultivan nuestros alimentos, a los ganaderos a los pescadores y: A los que limpian. Esos invisibles, hasta ahora.
Gracias a ellos y, a los que se me olvidan, perdón por ello; seguimos adelante y, por fin damos valor, súper valor, a su trabajo. Este asunto está dando valor a lo que realmente lo tiene. Lo teníamos olvidado. Gracias a todos los que hacéis que está vida sea más fácil. Sin olvidar a los que ni siquiera tienen eso, lo mínimo para subsistir. Lo esencial es invisible a los ojos, decía Antoine de Saint-Exupéry, en el Pequeño Príncipe. Solo se ve, con el corazón.
Y con todo éste momento histórico que nos están haciendo vivir, parece que se nos está abriendo el corazón. Y eso es de agradecer. Y todo ello, en éste tiempo de resurrección, el del Cristo y el del sol y, la nueva primavera que ya está en nuestro mundo, como casi siempre, sin hacer ruido y sin casi darnos cuenta. Que curioso.
Por hoy lo dejo. Vamos a buscar respuestas a esas luces extrañas de los cielos y a los ruidos que nos acompañan. No os lo perdáis en el programa. Por mi parte, voy a darme un par de vueltas, que ya casi: ¡estoy cocido y a punto! Feliz resurrección.
Feliz semana confitados y cocinados. Por ahora
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