En multitud de lugares del mundo, existen templos dedicados a la Diosa Madre. Su culto tuvo importancia durante milenios, antes de la llegada de los imperios del sol y de los hombres, los machos. Pero, sus adoradores tuvieron la precaución, en muchos lugares, de enterrar los templos a la espera de tiempos mejores. Preservando el culto y la energía femenina.

Algunos hombres se dieron cuenta del poder femenino, el de dar vida, entre otros muchísimos, y por miedo- terror- se dedicaron a perseguirlas, acusándolas de brujas, paganas, pervertidas, hechiceras, entre otras lindezas. Pero los tiempos pasan y, los ciclos en la vida se repiten, de manera inmutable.

Se nota ya en la arqueología. Muchos de los templos que fueron enterrados antaño, dedicados a la Diosa madre, han vuelto a luz. Han sido redescubiertos. Ejemplo: los templos megalíticos de Malta y Gozo, entre otros muchos. Regresa el tiempo de la Diosa, de la mujer, con todo su poder. Y, solo queda alegrarse de ello.

Confiemos que con su saber, hagan que regrese la ternura, la dulzura, la risa y terminen las disputas de lo masculino. Menos testosterona y más ternuras. Y no estoy de acuerdo en celebrar el día de la mujer. Todos los días son los días de las mujeres, de lo femenino. Pero por si acaso, feliz día. Feliz año, feliz siglo y, que dure mucho. Espero que no se me acuse de ser políticamente incorrecto.