Ésta semana nos hemos visto sorprendidos por varias catástrofes y, todas ellas seguidas. Huracanes con vientos endiablados, de más de 200 kms por hora que arrasan las costas del Atlántico. Y no uno, ni dos, siete, cuatro de ellos de más de categoría 3... Destructivos, aterradores. El mar y, los dioses de los vientos, mostrando su poder destructor. La cara menos amable de la naturaleza.

No quedaba ahí la cosa. La tierra seguía mostrando su poder... 2 terremotos casi seguidos en México y más de 50 replicas. Y aun hay algunos políticos que dicen que no ocurre nada, que eso del cambio climático es una falacia, una mentira. ¿En qué estarán pensando, a donde miraran?

Cientos de víctimas quedan atrás, casas destruidas, gentes aterradas... y dicen, que no pasa nada. En México, donde tenemos muchos "hermanos" la situación sigue desesperada. Españoles desaparecidos, victimas aun enterradas bajo los escombros. Rezo por ellos, porque aun se les pueda salvar.

Y las coincidencias que se dan, como avisos que no queremos ver y comprender y por eso se repiten. El último terremoto de México ocurrió 32 años después de aquel que asolo la ciudad en 1985. ¿Querrá decir algo?. Datos del diario El País internacional:

Y lo hace, quizás, para darnos mensajes que no sabemos ver. Rezo por las víctimas y, porque se les pueda salvar. Por sus familiares. Por todas las víctimas de esos avisos de la tierra. Terremotos, huracanes... Y porque entendamos los mensajes ocultos de este planeta que se queja de sus pobladores. Y me quedo con esa cadena de solidaridad que se despierta en los seres humanos, como ocurre ahora en México. Es un ejemplo esperanzador.