09/09/2017
Un anciano de 90 años
Comenzamos un nuevo curso y, llegamos con más ganas. Renovados de energía por los viajes que hemos realizado éste verano. Y yo sigo aferrándome, a estas líneas en blanco, para dejar algunas opiniones, pensamientos, recuerdos, sin saber si son leídas. Si sirven de algo. ¿Alguien lee estas líneas? Me pregunto a veces. Tengo dudas... Pero seguiremos escribiendo, casi, cada semana.
¿Tenemos tiempo para leer algo más que no sean los mensajes de whatsapp, o los del facebook?. Tengo dudas. Los medios que nos rodean nos llenan tanto de informaciones, a veces, sin sentido, que se nos oculta lo esencial. Al regreso, después de casi dos meses viajando por el mundo, me vuelvo a encontrar con las mismas noticias. Políticos enfrentados, corruptelas varias y, demás historias para hacernos olvidar. Ya nadie se acuerda de los refugiados huidos de las guerras, de los dannificados en los atentados, de los que no tienen voz.
Así sin las noticias de nuestro mundo. Pero algo de nuestro trabajo debe llegar a alguien. Esta semana recibía la carta de un anciano.... No me resisto a reproducirla... Resume un puñado infinito de sentimientos y, a mi me ha emocionado. Algo debemos de estar haciendo bien. Ahí os la reproduzco, por si llegáis a leerla:
Mi querido Miguel, Ya soy un anciano aparcado en una residencia, pero aun así, como decía Goya, sigo aprendiendo. Dentro de poco cumpliré las 9 décadas, y es ahora cuando he aprendido a mandar correos virtuales. Ya empecé a dar clases de informática hace un par de años, pero es ahora cuando empiezo a tantear Internet. Sinceramente, creía que sería más difícil, pero parece que no es tan complicado de manejar.
He querido dedicarte este correo para mostrarte mi agradecimiento. Normalmente los veranos son tiempos tristes para mí. Toda la familia se va de vacaciones, como es normal porque trabajan mucho, pero todos se van y se olvidan del abuelo. Así que me quedaba solo con mis libros esperando a que volviera el frío para volver a verlos. Este año, sin embargo, ha sido algo distinto. Me enseñaron a buscar programas de radio grabados por el ordenador para que me los pusiera cuando quisiera. Yo te oía hace muchos años, pero después por cosa del sueño no pude seguirte, hasta que este año he logrado hacerlo de nuevo.
Es un misterio digno de analizar, porque aunque estaba solo me sentía acompañado, aun estando solo vuestras historias, vuestras aventuras y vuestro trabajo han hecho que no me sintiera solo, así que este verano no ha sido triste. Tenéis un verdadero don, porque ponía otros programas, de excelentes profesionales, pero no eran lo mismo, no llenaban el hueco que vosotros colmabais.
Mis temas favoritos son los de historia, yo he sido casi toda mi vida profesor de la materia, de joven fui arqueólogo. Fue una época compleja y apasionante, por la mañana vendimiábamos para poder comer, y por la tarde, con las manos llenas de cortes y la espalda baldada, excavábamos en busca de la historia. Yo me especialicé en los yacimientos pre romanos, sobre todo los iberos. Estuve presente en los chanchullos que se hicieron con la Francia del mariscal Pétain para traer la Dama de Elche a nuestro país, y durante años rescaté y traté de difundir las maravillas de una civilización que todos teníamos por maldita, porque a casi todos los que nos enamoramos de ella nos llevó al olvido.
Pero el pasado, pasado está, y yo no me arrepentiré nunca. Mi vida ha sido plena. Ahora que voy a cumplir los 90 y ya he conseguido manejar un viejo anhelo, que era la informática, así que voy a empezar una nueva aventura, voy a dar clases de Chino Mandarín. No creo que vaya a ir ya a la China, no creo que vaya a salir de mi residencia, salvo para que los médicos me den disgustos, pero siempre me ha parecido curioso ese idioma.
Así que gracias por la labor que realizáis con tanta dedicación y con tanto amor, porque cuando las cosas se hacen así, a los demás nos llega, y a los que nos hace falta, nos ilumina.
Enteramente tuyo
Gracias... no voy a decir tu nombre, pero gracias por hacernos sentir. Por esas palabras tan sinceras y tan llenas de sabiduría y compasión. De nuevo, los ancianos, esos olvidados, nos dan lecciones, nos recuerdan lo que es importante. Me has llenado de luz, querido abuelo de 90 años.
Ojala nuestra presencia y los de la "familia blanca" te sirvan de compañía. Y el respeto de todos nosotros. Estamos a tu lado. Un abrazo gigante. A ti y a todos los que escuchan y no tienen voz. A los demás, feliz semana. Voy a borrar mensajes inútiles de mi whatsapp...
¡Cuánto tiempo libre tienen algunos para escribir y mandar tonterías, copón!
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