11/02/2017

Yo no quiero ser como Trump

Han llegado las lluvias, a veces desmesuradas, los fríos, las nieves. Los políticos siguen reuniéndose en sus campañas, para alabarse a sí mismos y hacer ver lo buenos que son. Y desde el imperio, seguimos escuchando los mensajes del nuevo presidente. Hoy quería escribir algo sobre él. Pero no me salían las palabras. Hay que ser políticamente correcto. Me dicen. Pero, resulta que, mi hermanito, el Derviche Blanco, con quien muy pronto vamos a hacer un viaje a la ciudad tres veces santa de Jerusalén, prolífico escritor, me ha enviado las palabras justas. Por ello, le dejo este: Espacio en blanco, para que sea él quien escriba hoy la editorial:

Si alguien me preguntara, ¿qué quiero ser de mayor? Respondería sin duda que todo lo contrario a Donald Trump. No quiero ser misógino, no quiero tratar a las mujeres como objetos sexuales. No puedo comprender cómo alguien se atreve a pensar así. Mi madre y la tuya son ángeles que Dios ha puesto a nuestro lado para que nos guarden. Ellas son su reflejo en la tierra. Todas las mujeres, por tanto, son sagradas y así deberían ser tratadas.

No quiero ser racista. Los seres humanos somos como un arco iris de colores. Si nos faltase una sola raza, el arco iris no estaría completo... al mundo le faltaría un color. En aras de una supuesta supremacía impuesta por mentes degeneradas, se han cometido los actos más terribles y bárbaros de la historia de la humanidad.

No quiero discriminar a nadie por su credo o sus costumbres, porque su religión puede completar la mía, y las respuestas que ellos tienen quizás son las que a mí me faltan. Este puzzle que es la inmensidad está formado por millones de piezas. Todos tenemos parte de la verdad y juntos formamos la verdad completa. No quiero denigrar a nadie porque le gusten las personas de su mismo sexo. ¿Quién soy yo para poner puertas al amor? ¿Acaso el amor es capaz de odiar?

No quiero quedarme indiferente ante la pobreza y la miseria humana. No quiero poner barreras ni levantar muros entre mi hermano y yo. Esos muros que están cimentados de odio, egoísmo e ignorancia. Quiero que la compasión cale mi corazón y darme a todo aquel que me necesite. Soy un ciudadano del mundo. En México, ese país que Trump trata de sojuzgar, me enseñaron una de las verdades fundamentales de la vida "Mi casa es tu casa" A lo que yo añadiría, "Y mi templo es tu templo porque yo soy tú"

Hace poco más de setenta años, un demonio consiguió instaurar el odio en Europa. Como Trump, también fue elegido democráticamente, y su estrategia fue sembrar el rencor en el corazón de la gente. Después levantó muros para encerrar en guetos a los que no eran como él, más tarde invadió Polonia y declaró la guerra a toda la humanidad. Hoy día, sus seguidores vitorean y saludan a Donald Trump.

Yo quiero ser negro, mexicano, musulmán, gay y lesbiana. Quiero ser mujer, ser pobre, demócrata americano. Además, me declaro abiertamente inmigrante ilegal en este mundo... Es decir que, como dijo Jesús, mi reino no es de aquí. Mamá, yo de mayor quiero ser todo lo que Trump odia.

Manuel Fernández Muñoz

No hay nada más que añadir. O si: ¡Gracias hermanito, gracias Derviche sabio y blanco o arcoíris!

Feliz semana

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