Ya de regreso del viaje a tierras egipcias, dar las gracias a todos los que nos acompañaron en esta aventura en el país de los faraones. Gracias también a nuestra familia egipcia. A Ibrahim Soliman y a Tito de Dunas Travel y Karnak Travel, la agencia que se encargó de que todo estuviera a punto, tratándonos como – bebés, mejor que en brazos- y, a Walid, nuestro guía, siempre atento a todas las necesidades del grupo. ¡Gracias! Vosotros sois los que hacéis de Egipto un país único. NO son solo sus monumentos y tesoros, sois vosotros lo mejor del país. Muchas gracias.

Al regreso, los poderosos se reúnen en Japón, el G7 pasa revista a la situación mundial. ¡A prepararse! Ellos son los que deciden los pormenores de nuestra vida. Y lo harán sin que nos demos cuenta.

Mientras, sigue la tragedia de los migrantes, los refugiados de las guerras del mundo, esas que han montado los poderosos. Ellos, los que, no pueden entrar en la soleada y rica Europa, siguen muriendo en las aguas del mediterráneo ante la mirada esquiva de todos los demás. Un suceso vergonzoso al que cerramos los ojos. Así es el mundo.

Pero abrimos los ojos a otros sucesos. Los abrimos y mucho, ante el gran evento que se espera este sábado en Milán. La final de Champions, creo que es eso, no entiendo mucho del tema. Nunca he entendido esa pasión que se desata con el fútbol. Y más en esta ocasión, en la que juegan dos equipos españoles. Todo el país, media Europa, medio mundo, me consta que en Egipto, estarán las cafeterías llenas a esa hora, viendo el partido, como en muchos otros lugares del mundo.

Me encanta eso de que las personas se reúnan en torno a una idea, a un evento... me encanta sentir la pasión, los sentimientos que se producen. ¿Pero que sea por el fútbol? Da un poco de pena. No lo hacemos por las personas que no tienen trabajo, por la corrupción, ni por la tragedia de los emigrantes ni... por nada... sino por el fútbol. Como si nos fuera la vida en ello. Me da cierta pena. Pero bueno... A disfrutar con esas cortinas de humo que nos mandan, para olvidarnos de quiénes somos y de los verdaderos problemas de nuestra vida, de nuestro mundo.

Así son las cosas. Por mi parte voy a esconderme un rato a ver si pasa la tormenta futbolera y encontramos un poco de silencio. Aunque va a ser difícil.